El Poder de la Empatía: Conexión de vida

Abstract

Prólogo

He tenido la oportunidad y la fortuna de leer este texto y estimo que tiene características que no son usuales. Es de fácil comprensión, dinámico y sobre todo muy didáctico. Escribir sobre empatía es una tarea ardua porque este atributo es un sistema de variables subyacentes que interactúan entre sí de una manera compleja. Sin pecar de reduccionista, podemos expresar que tal sistema tiene una base neurológico-anatómica que se caracteriza por las conexiones que se producen entre estas estructuras que son verdaderas redes que permiten converger equilibradamente sentimientos de compasión y racionalidad. Tal convergencia, además, se produce con la influencia de la interacción social, todo lo cual nos ha permitido alcanzar un escalón evolutivo que denominamos la “condición humana”. De alguna manera u otra, desde un ángulo u otro, este texto recoge las características de esta condición y las hace entendibles y, sobre todo, muestra un camino para hacerlas operacionales, todo lo cual representa un inmenso desafío para los investigadores.

El conjunto de ideas sobre la concepción de la empatía reflejada en este texto conduce a una colisión frontal con la realidad actual sobre los logros (muchos, pero limitados) en el desarrollo de la investigación en empatía, sobre todo en los estudiantes universitarios.

Examinemos esto de forma rápida. No se tiene un registro oficial del número de artículos científicos que se publican anualmente en esta temática, pero se estima que son varios miles por año. Esto muestra el interés de los científicos por la empatía y, al mismo tiempo, constituye uno de los reflejos que declara lógicamente que esta temática es compleja y que la teoría que la explique es aún incompleta. Sin embargo, esta situación obedece a las leyes naturales del desarrollo de la Ciencia. Pero lo paradójico es que, hasta el momento, los procesos de “acreditación universitaria”, que tienen la misión de verificar la “calidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje” en las universidades, no incluyen la exigencia de la formación empática en sus estudiantes, especialmente aquellos que se forman en Ciencias de la Salud.

Por otra parte, existen estudios (aunque no actuales, pero pueden considerarse como tendencia) que muestran un declive de la empatía. En efecto: “Los jóvenes universitarios de hoy tienen un nivel de empatía aproximadamente un 40 % inferior al de sus compañeros de hace 20 o 30 años, según las pruebas estándar de este rasgo de personalidad”. Este estudio se realizó entre 1979 y 2009 en Michigan (EEUU). Cuando se trató de explicar esta situación, los autores del trabajo expresaron lo siguiente: “Mucha gente ve al grupo actual de estudiantes universitarios, a veces llamado 'Generación Yo', como uno de los más egocéntricos, narcisistas, competitivos, confiados e individualistas de la historia reciente”. Desde el punto vista sociológico, la “Generación Yo” no es producto de sí misma y por sí misma. Este punto de vista nos conduce necesariamente a tratar de comprender a la empatía como el producto (o uno de sus productos) de la interacción de un sujeto en relación con la sociedad en que vive y los valores que la sostienen. Por tanto, desde el ángulo que nos compete, la formación empática adquiere dimensiones universales, lo que fortalece la comprensión de la complejidad de la empatía y la complejidad de la formación empática de los estudiantes universitarios. Desafortunadamente, la investigación de la empatía en los estudiantes universitarios de América Latina, en términos teóricos, es casi reciente y no permite aún estudios de este tipo en ella.

Lo anteriormente expresado, constituye una razón para que los científicos de nuestra América continúen su esfuerzo en la investigación de la empatía, muchas veces con precariedad de recursos e incomprensiones institucionales acerca de la importancia de estos estudios para la formación humanizada de los futuros Profesionales de la Salud que son, al mismo tiempo, los actuales ciudadanos de nuestras naciones.

Expresado lo anterior, este texto tiene claridad y la fortaleza en su descripción de la empatía y, al hacerlo desde distintos ángulos, permite apreciar el conjunto subyacente de problemas no resueltos en su estudio y ratifica la necesidad de profundizar cada día más en la resolución de estos problemas. La esperanza que emerge naturalmente es que este texto no se convierta en una gota de agua en un desierto.

Víctor Patricio Díaz Narváez. Doctor en Ciencias Biológicas, Especialidad en Genética Poblacional Humana. Profesor Investigador Universidad Andrés Bello. Chile